Vigilar los humos de escape

Seguro que en alguna ocasión te has cruzado con algún coche que iba expulsado por el tubo de escape mucho humo, lo más normal es que fuera blanco y sobre todo, de color negro o marrón. Da muy mala imagen, parece que el motor está estropeado y que su dueño no ha pensado mucho en su mantenimiento y en ocasiones, puede ser totalmente cierto, así que es importante vigilar este apartado si queremos que nuestro coche de una buena impresión a la hora de venderlo, además, nos evitaremos fallos ocultos que nos llevarán a tener problemas con el comprador.

Vamos a ver cuales son los tipos de humo que pueden salir por el tubo de escape y el porqué de que tenga esa tonalidad y densidad. No son muchos, pero hay ciertos tipos de humo que pueden ser señal de una avería grave.

  • Humo marrón. El más común y el menos importante, pues no se trata de una avería. El humo coge una tonalidad marrón por culpa de la oxidación de los propios gases o bien, porque el tubo de escape está muy oxidado. No conlleva avería de ningún tipo, sólo una posible sustitución del escape pues una zona oxidada puede suponer rotura y esa rotura puede conllevar más ruido, vibraciones y que no pase la ITV.
  • Humo Azul. No es buena señal, que el humo tenga un color azulado suele ser por estar quemado aceite en exceso y si eso ocurre, tenemos varios posibles problemas. Por un lado, las guías de válvulas están en mal estado y hay que cambiar y por el otro, los segmentos del pistón (los aros) están desgastados y requieren sustitución, ambas cosas con un coste bastante elevado. Conviene revisar el nivel de aceite si vemos que nuestro caso es este y acudir al taller si el consumo de aceite es elevado.
  • Humo gris. En este caso suele ser más complicado encontrar el problema, puede que esté quemando algo de aceite, que el turbo no funcione como debe si el motor incorpora este sistema o puede que la valvula PCV esté obstruida. Esto último es lo mejor que nos puede ocurrir ya que no es una reparación cara y lo puede hacer cualquier mecánico. Las precauciones son las mismas que con el humo azul, revisar el nivel de aceite y acudir al taller si el consumo es elevado.
  • Humo blanco. Aquí tenemos una buena y una mala noticia. La buena noticia es que no hay ningún problema siempre y cuando sea en pequeñas cantidades y sin densidad, desapareciendo rápidamente pues se trata de condensación, la mala noticia es que ocurra lo contrario ya que sería señal de estar quemando líquido refrigerante y eso conlleva que nuestro motor pueda tener problemas en la junta de la culata, en la propia culata o en el peor de los casos posibles, que el motor tenga grietas. Todo son averias muy caras y la última conlleva directamente un motor nuevo con casi total seguridad. Además, puede suponer riesgo de sobrecalentamiento del motor provocando averías muy graves.
  • Humo negro. Otro de los casos más comunes y es muy sencillo de diagnosticar: se está quemando demasiado combustible. Puede ser debido a un filtro de aire sucio, que salen bastante baratos y podemos cambiar nosotros mismos, pero puede ser también problemas de la alimentación por problemas en los inyectores (pueden estar muy sucios) o por problemas en el regulador de presión del combustible. También podemos tener problemas en los sensores de la inyección, aunque no son averías especialmente dañinas ni caras, a no ser que tengamos que cambiar todos los inyectores.