Conducción, drogas y alcohol no son compatibles y te mostramos un ejemplo

Manejar un vehículo es un riesgo al que nos enfrentamos cada uno de los conductores. Son muchos los vehículos en la carretera, se alcanzan velocidades elevadas y los despistes, imprevistos y situaciones peligrosas son la norma. No hay desplazamiento en el que no se sufra algún susto o se tenga que realizar una maniobra evasiva como una fuerte frenada o una esquiva.

Es por ello que siempre, siempre se insiste en que la conducción no es compatible con la ingesta de alcohol o drogas. Ambas sustancias afectan al sistema nervioso y provocan una reducción de los reflejos, una reducción del campo de visión o, directamente, una visión distorsionada o alucinaciones. Algunas drogas provocan que nuestra autoestima se agrande, que no podamos calcular bien las distancias o que no veamos el peligro que conlleva ciertas acciones al distorsionar la realidad.

Consumir alcohol o drogas y ponerse al volante, es firmar el billete hacia el accidente de tráfico y, por si alguien se ha olvidado, los seguros no cubrirán los daños por ingerir alcohol o drogas y los agentes de la autoridad nos podrán denunciar por muchos delitos (perderemos el carnet durante varios años) e incluso tendrán potestad para requisar y retener el vehículo. Si bebes o tomas drogas, es mejor ir andando.

Y el mejor ejemplo que podemos poner es un caso ocurrido en Mission Viejo, en el condado de Orange, en California (Estados Unidos). Allí, la policía encontró a un individuo fuera de la carretera intentado reparar un pinchazo con gasas médicas y tiritas.

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Al parecer, según ha informado la policía de la zona, el conductor iba drogado cuando fue sorprendido con su llamativa tarea. Por tanto, también iba drogado cuando conducía. Además, como se puede ver en las imágenes, junto a la rueda que pretendía reparar de esta forma tan poco común, había una gran cantidad de apósitos, gasas y tiritas, con las que estaba rellenando el enorme agujero ocasionado al neumático para luego colocar una tiritas encima. O, al menos, eso nos pensamos porque realmente no sabemos muy bien cuál habría sido su forma de actuar.

El resultado es muy claro. El conductor, de 26 años, podrá ser sancionado con 1.000 dólares de multa (poco más de 900 euros) y hasta seis meses de cárcel. También se le exige, por parte del juez, que complete un programa de recuperación por conducir bajo la influencia de las drogas y podrá perder el carnet de conducir por dos años. Todo por circular habiendo ingerido sustancias como alcohol o drogas.

«Sobre las 6:00 de la mañana, un ciudadano alertó sobre un hombre sospechoso que había aparcado su vehículo cerca de Felipe/Barbadanes. Cuando los agentes llegaron, se dieron cuenta que de que las reudas del vehículo estaban pinchadas y que este hombre de 26 años de edad estaba intentando reparar los neumáticos usando tiritas y gasas. Fue arrestado por estar bajo la infuencia de las drogas y llevado al calabozo», explicó el departamento de policía de esta localidad en su cuenta de Facebook.

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La conclusión es clara. Si tras un pinchazo, ha tenido una idea tan surrealista por ir drogado, ¿qué no podría pasar conduciendo?