Entre los sistemas electrónicos de seguridad desarrollados por los fabricantes, el ABS es uno de los más importantes. Es un sistema que evita el bloqueo de las ruedas al frenar, permitiendo mantener el control del coche y, en caso de ser necesario, esquivar algún objeto o trazar una curva.
ABS son las siglas de ‘Antiblockiersystem’ o ‘Antilock Break System’, según sea en alemán o en inglés. Significa, literalmente, sistema antibloqueo de frenos y es de serie en todos los automóviles modernos. De hecho, es imprescindible para vender coches en Europa desde hace más de 15 años.
Su funcionamiento teórico es sencillo. Cuando frenamos muy fuerte en momentos de emergencia, la presión ejercida puede bloquear las ruedas y estas, al no poder girar, derrapan e impiden que se pueda controlar el coche. Al evitar su bloqueo, se mantiene el control del vehículo y para ello, el sistema electrónico que lo controla permite que la rueda siga girando mediante la modificación de la presión ejercida y siempre según necesidades.
Por norma general, cuando salta el ABS se notan unas pulsaciones en el pedal del freno, que son las modificaciones en la presión del circuito realizadas por la gestión electrónica de control. Mucha gente se asusta y deja de frenar, lo que supone un enorme riesgo. Cuando es necesario frenar en situaciones de emergencia, lo mejor que se puede hacer es pisar a fondo y con todas nuestras fuerzas, obviando las pulsaciones del pedal y cualquier otra cosa. El ABS se encargará de todo el trabajo y el coche se detendrá sin problemas de ningún tipo.
