Conducir un vehículo requiere práctica y conocimientos. Unas necesidades que se logran mediante una formación adecuada y una actividad al volante habitual. Nunca se deja de aprender y en ocasiones, hay “trucos” que son muy útiles, como la llamada regla del cuadrado.
La regla del cuadrado es una fórmula que ayuda a conocer la distancia de seguridad en relación a la velocidad a la que se circula. Un truco que la DGT suele recordar y que resulta muy sencilla de calcular y de emplear.
Se calcula de la siguiente manera: a la velocidad que marque el velocímetro debemos quitar la segunda cifra y luego, multiplicaremos el número que queda por sí mismo. El resultado son los metros de distancia que debemos dejar con el coche que tenemos delante. Dejamos unos ejemplos.
- Si circulamos a 50 km/h hora, la cuenta sería 5×5, cuyo resultado es 25, que serían los metros que hay que dejar con el coche de delante.
- Cuando vamos a 100 km/h, sería 10×10, dando la cifra 100, es decir, tenemos que dejar 100 metros entre el coche de delante y el nuestro.
- a 120 km/h, habría que multiplicar 12×12, que serían 144 metros de distancia.
La distancia de seguridad con el coche que tenemos delante es absolutamente vital, ya que nos ofrece un margen de actuación en caso de emergencia. Si vamos muy cerca, puede que no podamos reaccionar a tiempo y acabemos impactando con el coche de delante. Por eso, cuanto más rápido se circule, mayor debe ser la distancia de seguridad.
Sirva como ejemplo que uno de los coches que mejor frenan del mundo, el Porsche 911 GT2 RS (tiene 700 CV nada menos), necesita 29,3 metros para detenerse por completo desde 100 km/h, mientras que un turismo convencional requiere al menos 40 metros. Distancias de frenado que aumentan a casi el doble con lluvia o asfalto deslizante.