Posiblemente te hayas fijado que cuando ponemos el móvil a cargar en el coche, o bien no carga o lo hace muy, muy lento. Muchas ocasiones, los puertos USB del coche sirven para poco más que mantener la carga o evitar, simplemente, que se apague nuestro teléfono. Pero, ¿por qué?
Bien, lo primero que debemos saber es que los puertos USB que los fabricantes usan en sus coches, son las versiones más básicas de estos sistemas de conexión. Estamos hablando de tomas USB 1.0 ó 2.0 a lo máximo, suficientes para escuchar música y algunas otras funciones, pero poco más, pues soportan intensidades de unos 500 miliamperios.
Los móviles actuales cuentan con la capacidad de soportar unos dos amperios, que con casi cuatro veces más de lo que ofrece la toma del coche. De hecho, algunos fabricantes de teléfonos han desarrollado sistemas de carga rápida, pudiendo alcanzar los cinco amperios.
Con estas cifras, es evidente que las tomas USB de cualquier coche se quedan cortas de potencia. No pueden alcanzar la capacidad de carga del teléfono y por tanto, no son capaces de cargar la batería del mismo con velocidad. Como hemos dicho antes, en ocasiones no son capaces ni de mantener el teléfono encendido.
De todas formas, se trata de algo sencillo de solucionar: la toma del mechero de toda la vida, ofrece 12 voltios. Se trata de una potencia mucho más adecuada y como actualmente, pocos coches traen mechero, esta toma siempre puede ser usada para cargar el teléfono. Sólo necesitamos un adaptador, que podemos adquirir en cualquier tienda de accesorios para automóvil. Además, existen incluso adaptadores para carga rápida.