¿Mejor bajar cuestas en punto muerto o con una marcha metida?

Los coches ya no son como antes. La cantidad de sistemas equipados hacen que todo sea más fácil, más cómodo y más económico. Sin embargo todavía hay conductores que no hacen las cosas correctamente o se cuestionan ciertas cosas que hace mucho tiempo que tienen una respuesta sencilla y por todos conocida.

 

En los días que corren, con todo el mundo pensando en el ahorro de combustible, hay algunas preguntas que vuelve a aflorar, como aquella que ahonda en sí es mejor bajar en punto muerto las cuestas o con una marcha metida. Antes, cuando los coches tenían carburadores y no inyección, esta pregunta era incluso lógica. Pero actualmente con los sistemas de inyección y las gestiones electrónicas, no tiene sentido.

 

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No obstante, vamos a responder para que todo el mundo sepa cómo se deben bajar las cuestas. Y la respuesta es muy sencilla: nunca bajes en punto muerto. No sólo consume más, sino que es más peligroso. Los mencionados sistemas de inyección y de gestión electrónica, sólo introducen combustible en el motor cuando se acciona el acelerador o cuando el coche está detenido, pero con el motor en marcha.

 

Cuando bajamos una cuesta y lo hacemos con una marcha metida, son las ruedas las que mantienen el motor en marcha, pues están conectado a través de la caja de cambios. El sonido que emana del motor no es por la quema del combustible, sino por el resto de elementos (el sonido de la combustión sólo aparece por el escape. El motor está sellado herméticamente). Como no se está accionando el acelerador y las ruedas hacen girar el cigüeñal, el sistema de gestión no ‘ordena’ a la inyección abastecer de combustible al motor. Además, en estas circunstancias y motivado por la caja de cambios, el motor hace de freno y ayuda a controlar la velocidad.

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Por el contrario, si ponemos punto muerto, lo que hacemos es desconectar el motor de las ruedas y por tanto, no hay transmisión de movimiento entre uno y otro. Para mantener el motor en marcha, el sistema de gestión ordena introducir una cantidad de combustible determinada. La media de consumo con el motor a ralentí (sin acelerar o sin recibir movimiento de las ruedas) es de 0,5 litros cada hora y con el aire acondicionado sube a 0,7 litros. Además, no tenemos la ayuda del motor para controlar la velocidad y nos vemos obligados a usar más los frenos, aumentando el desgaste de estos.