¿Por qué no debo conducir con ropa de abrigo?

Ahora con el frío es muy normal ver a gente al volante enfundada en toda la ropa de abrigo que pueden. Hay en ciertas zonas, que puede ser un auténtico calvario salir a la calle en estas fechas. Pero conducir con ropa de abrigo es un error que se comete muy a menudo sin que se repare en ello, aunque en la autoescuela suele comentar los motivos.

 

No está prohibido expresamente en la normativa, pero conducir con ropa de abrigo es peligroso. Al igual que se está concienciando sobre lo incorrecto y peligroso que es, conducir con chanclas o sin camiseta en verano, en este caso, debería pasar lo mismo pero no es así.

 

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Cuando llevamos ropa de abrigo, por lo voluminoso en ocasiones de la misma, el cinturón de seguridad no funciona correctamente. En caso de accidente, nos desplazamos unos centímetros que pueden suponer fatales. El diseño general del puesto de conducción, por ejemplo, está calculado detenidamente, un desplazamiento de centímetros por la imprudencia de llevar el abrigo, puede suponer que el airbag, por ejemplo, no nos proteja como debe ser y puede que incluso sea peligroso.

 

Además, con tanta ropa de abrigo nuestros movimientos se ven muy limitados y si tenemos la gran idea de llevar guantes, el volante se resbalará entre las manos. No hace falta decir que puede pasar si el volante se nos escapa de las manos en una curva por ejemplo, o pasando por una zona de baches. Es más, la ley sí que prohíbe conducir con ropa que limite los movimientos, así que los típicos abrigos ‘de esquiar’ por ejemplo, puede que nos conlleve una multa.

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Con los más pequeños también ocurre lo mismo. El abrigo provoca que los sistemas de sujeción no funcionen correctamente, siendo un serio problema en caso de impacto. Y no es precisamente raro ver a niños pequeños en su sillita, con toda la ropa de abrigo puesta.

 

Nunca debemos usar bufandas o gorros. Los gorros pueden reducir nuestra capacidad auditiva y eso está terminantemente prohibido en normativa. Las bufandas (o pañuelos y cosas similares) pueden entorpecer los movimientos al volante y en caso de accidente, pueden quedar atrapados e impedir que salgamos del coche en caso de poder hacerlo. Las típicas botas de invierno, con mucha suela y rígidas en ocasiones, nos hacen perder sensibilidad en los pies y libertad de movimiento.