Si echamos la vista atrás y recordamos nuestros días de autoescuela, seguro que podemos acordarnos de aquellos primeros días cuando el profesor nos explicaba cómo funcionaba todo. Hay una cosa que se nos comenta durante esos primeros días, pero que una vez sacado el carnet y con nuestro propio coche en casa, dejamos de hacer: pisar el embrague al arrancar.
Una acción super sencilla y que conlleva muchas cosas más, de lo que puede parecer a simple vista. De hecho, hay coches que no arrancan si no pisamos el embrague, algo que debería dar a entender la conveniencia de tan simple acto. No cuesta nada, que antes de arrancar, hundamos el pedal izquierdo hasta el fondo.
En la autoescuela nos dicen que pisar el embrague al arrancar, se hace por si hemos dejado una marcha puesta al aparcar. Si alguna vez os ha pasado, el susto está servido al dar contacto y ver cómo el coche intenta andar. Pero hay otro motivo de mayor peso para hacerlo, pues seguro que prefieres no tener que invertir más dinero de la cuenta en el coche, ¿verdad?
Cuando ponemos en marcha un motor, entran en juego varios elementos. Por un lado, el motor de arranque. Un motor eléctrico que mueve el motor para que este se ponga en funcionamiento. emplea energía de la batería para realizar dicha acción, que luego se repone durante el trayecto mediante el alternador.
El embrague se encarga de separar la caja de cambios del motor cuando sea necesario, al pisar el pedal. cuando lo hacemos, la potencia no llega a las ruedas, ya que están conectadas a la caja de cambios por el diferencial. Con el pedal de embrague sin pisar, el motor y el cambio están conectados y cuando el primero se pone en marcha, transmite su funcionamiento al cambio aunque no haya marcha puesta.
No vamos a entrar en muchos detalles más que podrían complicar las cosas innecesariamente, pero básicamente, arrancar el motor sin pisar el embrague conlleva obligar al arranque a mover los componentes de la caja de cambios, además del propio motor. Eso provoca un sobreesfuerzo que al final, acaba siendo un mayor gasto de la batería y del propio motor de arranque. Un gasto que puede acortar la vida de la batería y provocar averías al motor de arranque.
Estas averías pueden tener un coste bastante elevado. Una batería estándar tiene un precio que parte de los 50 euros de media, al que habría que sumar el motor de arranque si se avería, cuyo precio mínimo siempre según marca y modelo de coche, suele estar en los 100 euros de media. Pero ojo, porque hay baterías que pueden llegar a rondar los 250 euros y motores de arranque que superan los 350 euros.