Hay muchos, pero muchos conductores que usan el teléfono móvil mientras conducen. Se trata de una costumbre muy arraigada pero realmente peligrosa, sea cual sea la circunstancias. El teléfono móvil nunca debe usarse mientras se está conduciendo un vehículo. El simple hecho de poner en duda su peligrosidad, ya es un problema.
Manejar un teléfono móvil requiere desviar la atención de la carretera para mirar la pantalla. Sólo con eso, ya podemos imaginar lo peligroso que es. Por ejemplo, consultar un mensaje de WhatsApp conlleva unos 20 segundos aproximadamente. Durante ese tiempo, a 120 km/h, se recorren 600 metros durante los cuales no se ha mirado a la carretera. Responder una llamada telefónica son ocho segundos, en los que se recorren 266 metros sin mirar la carretera.
Un dato que quizá sea interesante saber, es que las pruebas de impacto que realizan organizaciones como Euro NCAP, nunca superan los 64 km/h, pues es la velocidad estimada a la que se producen los accidentes (normalmente el conductor frena, aunque sea un poco, antes de impactar con algo). Si dejamos de mirar a la carretera, no frenaremos a tiempo y tendremos un accidente muy por encima de los 64 km/h con las consiguientes consecuencias.
Según un estudio de la Fundación Línea Directa, en colaboración con el Instituto de Tráfico y Seguridad Vías de la Universidad de Valencia (INTRAS), demuestra que cada año fallecen 390 personas como consecuencia del uso indebido del teléfono móvil al volante. Pueden parecer pocas personas, pero suponen el 20% de los fallecidos totales en accidente de circulación.
