Comprar coches «low cost», ¿merece la pena?

En España, la palabra “low cost” tiene un significado un poco equivocado. Se piensa, por lo general, que “low cost”, en castellano literalmente “bajo coste”, es algo barato, sí, pero de poca calidad. Precisamente el hecho de ser barato ya lleva implícito el que sea de calidad reducida, cuando no siempre sucede. En España se tiene por aceptado, que cuanto más caro, mejor calidad, que por una parte es cierto aunque no siempre tiene porqué ser así. Además, es curioso que en nuestro país lo más vendido en el sector del automóvil, por ejemplo, sea el Dacia Sandero.

Hablamos de coches porque son nuestra especialidad, obviamente, no sabemos exactamente cómo será en otros sectores y en otras industrias, pero en el automóvil, “low cost” lleva implícita la baja calidad. Es una sensación totalmente equivocada, errónea, que lleva a equivocaciones y a malos análisis. Los coches de bajo coste, los coches low cost, no tienen porqué ser malos, de hecho no lo son.

El mejor ejemplo es el coche más vendido entre particulares en España, el Dacia Sandero. Un coche “low cost” que tiene muchísimo tirón en España, un mercado donde los usuarios no se gastan en un automóvil más de 20.000 euros de media según algunos estudios. Esto quiere decir que, aunque la sensación general de los coches económicos es un poco mala, en realidad son los coches que más se venden. ¿Por qué? ¿Hay algo que no sabemos?

De hecho, ocurre lo mismo con los coches de segunda mano “low cost”, son los más populares, aunque luego se les tilde de malos coches. Pero, ¿Realmente lo son? ¿Interesa comprar un coche de segunda mano “low cost” o es mejor invertir algo más de dinero? Son preguntas que rara vez se hacen los usuarios y en ocasiones, muchos podrán llegar a sorprenderse.

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Coches “low cost”, que sea barato no quiere decir que sea malo

Coches económicos

Comprar un coche es un enorme gasto, supone tener que abonar mensualmente una elevada cuota, mientras hay que pagar seguro, impuestos, combustible, posibles daños y averías… no es fácil y supone una enorme carga para los hogares. Es normal que, por lo general, se intente siempre buscar la mayor contención en el precio, por eso triunfan los coches “low cost”. Un precio contenido es una cuota contenida y un coste del seguro contenido, ayudando mensualmente a reducir los gastos en casa y a vivir con mayor soltura económica.

Si echamos un vistazo al mercado, los coches más vendidos son siempre coches “low cost”. El líder indiscutible es el Dacia Sandero, un modelo que no es mal coche, simplemente, aprovecha tecnología y componentes que ya han sido rentados. Es decir, se fabrica usando piezas y componentes que ya se han empleado en otros modelos anteriormente, reduciendo el gasto de producción y por tanto, reduciendo el precio de venta. El diseño también influye, porque hacer líneas curvas cuesta un dineral, pero las líneas rectas son muy baratas.

No, no estamos vacilando ni nada por el estilo. Los coches baratos tienen diseños sencillos, porque son más baratos de producir y eso ayuda a reducir el precio de venta. Pero Dacia no es la única marca que ofrece coches “low cost”, todas las marcas tienen sus coches de bajo coste. Son las versiones de acceso a la gama, aquellos que presentan menos equipamiento, colores sencillos y convencionales (la pintura metalizada o la pintura nacarada son carísimas), ruedas con diseños sobrios y tamaños poco llamativos, materiales más sencillos y económicos; un coche barato no es un mal coche, no nos engañemos, un coche “low cost” es, justo eso, un coche “low cost”, un coche a bajo precio.

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Todos los fabricantes tienen coches “low cost”

Coches baratos

Los automóviles actuales son caros, es cierto, muy caros en algunas ocasiones, pero se debe en la mayoría de los casos al equipamiento incorporado. Todos los sistemas electrónicos modernos cuestan mucho dinero y para ofrecer versiones “low cost”, los fabricantes reducen la cantidad de equipamiento y cosas como los materiales del salpicadero, por poner un ejemplo, se fabrican con un plástico que no es tan bonito visualmente.

Hay otras marcas como Škoda, uno de los fabricantes que mejor relación calidad-precio ofrecen, junto a otros como Hyundai, apuestan por ofrecer modelos de acceso más pequeños, como el Škoda Fabia o el Hyundai i20, que cuentan con una calidad general bastante buena para el precio que tienen, pero que no cuentan con el equipamiento o algunos detalles más caros que si tienen coches más grandes. Es la única forma que tienen las marcas a día de hoy de ofrecer coches «low cost», porque todos los usuarios quieren tener pantallas de manejo táctil, conexión para el teléfono móvil y ese tipo de gadgets.

Son ese tipo de cosas, el equipamiento electrónico de confort y conectividad, la que hace que los coches sean cada vez más caros. Los habitáculos llenos de pantallas borrarán de un plumazo los coches “low cost”, porque cuesta diseñar y fabricar ese tipo de habitáculos y esa tecnología. Marcas como Dacia, la marca “low cost” por excelencia, tendrán que ajustarse a las necesidades y gustos de los usuarios.

Entonces, ¿merece la pena comprar un coche “low cost”?

Coches low cost

Llegamos a final de nuestra retahíla con la pregunta del millón, ¿merece la pena comprar un coche “low cost”? Y, sinceramente, la respuesta depende de cada usuario, de las necesidades de cada persona. Hay quien sólo quiere lo mejor y más caro, aunque en realidad nunca vaya a sacarle todo el partido, mientras que el ahorro en gastos es lo primordial para otros.

Algo que si debemos tener claro, es que un coche “low cost” no es un mal coche, es un coche barato, nada más. Puede ser barato por muchas razones, como es el caso de contar con un diseño más sencillo, un equipamiento más escueto o motores con la potencia justa y necesaria, sin alardes. También es posible que su fabricación se haga con piezas ya usadas en otros automóviles, como es el caso de Dacia (chasis y suspensiones, motores, mandos de control, sistemas electrónicos, equipos multimedia, volante, pedales, asientos… todo de modelos de Renault que ya no se fabrican o que se fabrican en otros países, por ejemplo).

En los coches de segunda mano “low cost” ocurre más de lo mismo, que sean baratos no quiere decir que sean malos. Simplemente son baratos por algún motivo. Por lo general, un coche de segunda mano “low cost” es un coche barato porque nuevo, era barato. También es posible que sea un coche que lleva mucho tiempo en el concesionario y le han bajado el precio para que sea más interesante o bien, que cuenta con algunas ofertas y descuentos.