Existe una sensación que es casi generalizada en lo que respecta a los radares que la Dirección General de Tráfico, una sensación que la misma DGT parece potenciar cada día que pasa y es aquella que acusa de afán recaudatorio el empleo de estos dispositivos de medición de velocidad. Es un tema recurrente en multitud de conversaciones e incluso en medios especializados se habla sobre, más aún cuando parece ser que la recaudación mediante radares ha subido nada menos que un 37%.
Los límites que tienen las carreteras españolas actualmente, esos 120 km/h en autopista por ejemplo, datan de la década de los 70, cuando los vehículos y las carreteras estaban a años luz de distancia de lo que hoy podemos disfrutar. Son límites totalmente superados y que son fáciles de sobrepasar a poco que te descuides y no vigiles el velocímetro del coche. En teoría, la DGT argumenta para seguir manteniéndolos y no modificarlos la seguridad de todos los usuarios que recorren cada día las carreteras españolas, motivo más que loable y absolutamente respetable, siempre y cuando se cumpliera…