La Dirección General de Tráfico, la famosa DGT, no sólo se encarga de todo lo que tenga que ver con las carreteras, también es responsable del estado y buen funcionamiento de los cinemómetros que usan para controlar la velocidad. Los radares deben cumplir una homologación y tener en cuenta ciertos puntos para poder multar.
Dichos puntos tienen que ver con los márgenes de error que todo aparato conlleva, ya que nada en esta vida es infalible. Pero, y no es la primera ni la segunda vez, parece ser que la DGT no cumple con lo prometido, o en este caso, no cumple con la ley. En octubre, la justicia volvió a desautorizar a la Dirección General de Tráfico por su incorrecta aplicación del margen de error de los radares en las sanciones de velocidad.